miércoles, 11 de julio de 2007

Descontrol otra vez

Ya no hay estímulo. Perdí la batalla sin siquiera haberla iniciado. En realidad, no hay por qué luchar. La chica del post anterior ya no está. Volvió con su ex y ya no hay nada que hacer.

Me he dado cuenta de que cada vez que enfrento una desilusión me recrimino a mí mismo. En este caso en particular, no fui lo "suficientemente bueno" para convertirme en una opción al ex. Como sea, los hechos son innegables y aquí estoy mordiendo la pena y tratando de sobrellevar el sentimiento de soledad.

Hay ratos como ahora en que siento que estoy demás. El mundo sigue su curso y es como un tren que me ha dejado en la estación. Todos siguen con sus vidas y yo sigo en el mismo capítulo de mi historia, sin lograr avanzar. Quizás para los demás resulte sencillo o lógico (seguir adelante), para mí en cambio es un obstáculo muy grande. Me cuesta seguir, cada vez me cuesta más hacerlo. Por lo mismo, me cuesta aventurarme a situaciones nuevas o a repetir vivencias que ya me han hecho mal, como esto de conocer a una chica y darte cuenta de que ella no está sintiendo lo mismo que tú. Me ha pasado varias veces, pero esa experiencia solamente me ha servido para sufrir cada vez más. Cuando vuelvo a vivir la situación me la pienso una, dos y tres veces, antes de ceder a mis sensaciones y sentimientos. La próxima vez la pensaré cuatro. Y luego, cinco. Y más tarde llegará un momento en que me negaré siquiera a la posibilidad de sentir.

A veces quisiera morir y terminar con todo esto de una buena vez. Pero aparte de fóbico soy cobarde. Detesto el dolor, y detesto aún más la posibilidad de no lograr el objetivo. Sí, varias veces pensé que sería mejor no vivir, que vivir a medias o "sobrevivir", que es lo que me sucede a mí. Pero entre el posible dolor de salir de este mundo y la constante tortura de estar inmerso en él pero sin participar, he podido decidirme por esta última opción, aún cuando significa sentirme separado, ajeno, solitario.

Si alguno se pregunta cómo es que un rechazo puede provocar esto, contestaré que no es el rechazo. Estas ideas siempre han estado ahí, presentes, escondidas, latentes. Basta que algo ocurra para que salgan a la luz, como queriendo recordarte quién eres, indicando que los hechos confirman todos tus pensamientos. No es "ella" en particular. Pudiera haber sido cualquier otra. El problema nunca fue ella, sino yo.

3 comentarios:

timorato dijo...

Me siento muy identificado con todo lo que cuentas. Hace poco me ha pasado algo parecido con una chica que apenas conozco pero que notaba en su cara cierta "receptividad" y me acabo de enterar de que está ¡casada! Y sobre el hecho de vivir, ahora no tengo estos sentimientos (tampoco de inmensa alegría), pero hasta hace bien poco pensaba cosas como que ójala no despertase después de irme a dormir.

Habrá que sobrellevarnos lo mejor que podamos.

Anónimo dijo...

Al leer tus palabras me sentí muy identificada, porque a mí me sucede lo mismo, muchas veces he pensado que lo mejor sería morirme, pero me da pánico intentarlo. Me siento muy mal porque prácticamente no tengo amigos, tengo 24 años y nunca he tenido novio y la mayoría del tiempo estoy encerrada en mi casa envidiando a los demás porque sus vidas son normales. Desde hace mucho tiempo he querido ir donde un psicólogo, pero la verdad es que hasta eso me da miedo, pienso que no voy a poder contarle lo que me pasa y que no me va a entender.

Anónimo dijo...

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a mi me hizo muy felizzz