jueves, 8 de noviembre de 2007

Un día para recordar

Hace algo más de tres años entré a la consulta de una sicóloga para intentar resolver mi problema con los miedos y las crisis de pánico. Era 2004 y había vivido experiencias, pero me estaba dando cuenta de que la vida pasaba por mi lado sin que yo lo notase siquiera. Al notarlo me incomodé: yo quería subirme a ese carro también.

Pasó el tiempo y saqué de lo más íntimo de mi ser una serie de emociones muy arraigadas, ideas y pensamientos errados (la mayor parte referente a mí mismo) y así fui enfrentándome a mi persona. Durante todo este tiempo logré mirarme al espejo y verme tal cual soy, sin interpretaciones, sin muchas al menos, y pude darme cuenta que soy uno más, como cualquiera, pero que soy una persona con proyecciones, con posibilidades, con destino. Y no porque sea especial, sino porque yo quiero pensar y creer que yo también puedo. Que puedo vivir, que puedo subirme al carro y disfrutar del viaje, como parecen hacer los demás, aquellos que no saben ni conocen el peor de los miedos.

Hoy, tras más de tres años de terapia y de haber cambiado una vez de terapeuta, Nicole, mi sicóloga, mi coach y por qué no decirlo, ahora mi amiga, me ha dado el alta. Y siento que la merezco, que la gané, no sin esfuerzo, no sin lágrimas derramadas, no sin tropiezos, pero ahora sé que soy capaz, que puedo, que merezco y que he iniciado un camino para no retornar.

A los que me leen y están recién descubriendo sus fobias, sólo puedo decirles que no hay más límites que aquellos que fijamos en la mente. Se puede, sí que se puede. Hay que querer, tener voluntad y levantarse cada vez que se cae.

Hoy estoy feliz, porque sé que tengo triunfos, porque sé que esto recién comienza. Alguna vez dije que dejaría de escribir cuando superara esto, pero ahora tengo mucho que contar, y así quizás pueda ayudarles en este proceso difícil pero valioso que significa salir del peor de los miedos.

jueves, 25 de octubre de 2007

Desaparecido

Lo reconozco. Soy un irresponsable (no me juzguen!!, que sé hacerlo solo :P)

Pues bien, es cierto que he estado vagando, vale decir, he estado tratando de hacer cosas y creo que he avanzado mucho en este año. Es por eso que no me he animado a escribir, cuando quizás debería escribir aún más y contarles las cosas buenas que me han sucedido, a modo de inspiración para otros, para ustedes, que me leen y pasan por lo mismo que yo.

No puedo decir que estoy 100% recuperado, pero voy por buen camino, creo. Han cambiado varias cosas (dentro de mí) que me han permitido arriesgarme más y preocuparme menos. A fin de cuentas, esto de la fobia social se origina en el interior de la persona y los miedos, si bien son reales, no tienen un fundamento "verdadero".


Estoy cambiando mi chip interior, la imagen que creo en mi mente de mí mismo y que necesariamente se proyecta en el exterior. Y créanme que da resultados. El asunto de exponerse al mundo es que te viene de bueno y de malo, y que siendo seres tan sensibles nos podemos asustar por lo malo y volver a ocultarnos como si fuéramos ratoncillos arrancando del gato. Hay que ir por parte, despacio por las piedras y dar el salto solamente cuando estamos confiados y concientes de que al saltar nos podemos estrellar contra el suelo más de un par de veces. Pero como decía alguien por ahí, lo importante no es caerse sino saber levantarse.

Y vaya que me he caido, pero acá estoy, levantándome otra vez (porque soy porfiado/perseverante) y esperando que ocurran cosas buenas también.

Haré como los políticos y me atreveré a prometerles historias y más posts.

Gracias a todos los que vienen a ver si hay algo nuevo. Si desean contactarme de forma personal, pueden escribir al mail del blog, que lo consulto a diario: elpeordelosmiedos@gmail.com.

Saludos,
Issues

domingo, 22 de julio de 2007

La amistad

Termina otro fin de semana, uno como tantos, sin nada que hacer y nada que contar. El viernes entré al departamento y no he asomado por la puerta ni un solo instante. Es domingo en la noche y solamente volveré a dejar mi "lugar seguro" mañana lunes, temprano, para ir al trabajo.

Y lo triste es que no ha sido mi opción esta vez. Es verdad que he hecho avances y estoy atreviéndome a hacer cosas. Sin embargo, todavía no soy capaz de hacer cosas solo. Si para el común de la gente, hacer cosas solo puede resultar aburrido, poco atractivo y hasta temerario, para mí lo es el doble. Entonces, ¿por qué hacerlo? La respuesta está en que no hay compañía. No hay amigos.

Dicen que la amistad es de las relaciones humanas más frecuentes. Somos seres sociales por naturaleza, pero un fóbico social es por naturaleza un ser antisocial. No soy excepción a la regla y en la vida me ha costado mucho crear lazos con las personas. No sé hacer amigos, nunca supe cómo y creo que ya no aprendí. Esto tiene resultados bastante frustrantes, en el sentido de que uno, aunque quiere hacer cosas, se reprime porque no tiene con quién compartir esas actividades.

Hoy estuve leyendo sobre amistad, y encontré que en la amistad se manifiestan cosas como las siguientes:

  • Agrado por compartir actividades, ideas, gustos, experiencias
  • Pasar tiempo juntos (debido a lo anterior)
  • Confianza y sinceridad
  • Interés y preocupación por el amigo y su bienestar
  • Reunirse, comunicarse, convivir

En mi caso, estas características se dan solamente con una persona, y no estoy considerando a la familia. Los familiares lo serán siempre y no es una relación que se decida como la amistad. Y cuando hablo de familia, incluyo a mis cuñados. Así que, sin temor de ofender a nadie, puedo decir con propiedad que solamente tengo 1 amigo. Amiga, en mi caso. El resto son personas que coinciden conmigo en el trabajo. Personas que existen en mi vida de lunes a viernes, pero que desaparecen sábados, domingos, festivos y vacaciones. Son personas con quienes no existen los llamados telefónicos, sino solamente los "buenos días" y "hasta mañana".
Edit: además de esta amiga que menciono, que es alguien a quien puedo ver, tengo otra amiga, virtual, es de España y solamente nos conocemos por Messenger. Es poco probable que alguna vez podamos compartir frente a frente, pero ella siempre está dispuesta a leerme y a subirme el ánimo. Gracias Elena.
Mi amiga ha sido una gran ayuda para mí. Gracias a ella he podido hacer cosas los últimos tres meses. Con ella me he atrevido a ir a conciertos, a un pub y hasta a bailar. Pero cuando ella no está o tiene otra agenda, mis posibilidades de hacer cosas se anulan. Este fin de semana ella tenía otros planes y es absolutamente válido. Y si no es porque todavía es soltera, quizás mi vida sería más que el infierno que me parece ahora. Por eso es que vuelvo a lo de intentar hacer cosas solo. Ir a un concierto o al cine solo, ir a sentarme a la barra de un pub solo, ir a una disco sin compañía, aunque sea para sentarme frente a la barra y emborracharme mientras veo a los demás pasarlo bien. Pero no me atrevo. No tengo los cojones para eso. En cambio, para evadir la frustración, me encierro en la habitación a escuchar música y beber entre cuatro paredes, sin testigos, mientras me declaro perdedor frente a las evidencias, de conectarme a Messenger y no encontrar ningún saludo, de ver que de 10 llamadas en mi celular, 5 son de mi mamá, 3 son número equivocado y 2 son ofertas de algún agente de marketing y ventas que desea mi dinero.

Suena patético, y lo es. En ningún momento mencioné que mi vida fuera envidiable ni mucho menos. Sin embargo, sé que estoy en un proceso y que sigo teniendo la esperanza de algún día dejar de escribir en este espacio. Pero falta mucho camino que recorrer. Mientras avanzo, seguiré dejando mi huella aquí.

miércoles, 11 de julio de 2007

Descontrol otra vez

Ya no hay estímulo. Perdí la batalla sin siquiera haberla iniciado. En realidad, no hay por qué luchar. La chica del post anterior ya no está. Volvió con su ex y ya no hay nada que hacer.

Me he dado cuenta de que cada vez que enfrento una desilusión me recrimino a mí mismo. En este caso en particular, no fui lo "suficientemente bueno" para convertirme en una opción al ex. Como sea, los hechos son innegables y aquí estoy mordiendo la pena y tratando de sobrellevar el sentimiento de soledad.

Hay ratos como ahora en que siento que estoy demás. El mundo sigue su curso y es como un tren que me ha dejado en la estación. Todos siguen con sus vidas y yo sigo en el mismo capítulo de mi historia, sin lograr avanzar. Quizás para los demás resulte sencillo o lógico (seguir adelante), para mí en cambio es un obstáculo muy grande. Me cuesta seguir, cada vez me cuesta más hacerlo. Por lo mismo, me cuesta aventurarme a situaciones nuevas o a repetir vivencias que ya me han hecho mal, como esto de conocer a una chica y darte cuenta de que ella no está sintiendo lo mismo que tú. Me ha pasado varias veces, pero esa experiencia solamente me ha servido para sufrir cada vez más. Cuando vuelvo a vivir la situación me la pienso una, dos y tres veces, antes de ceder a mis sensaciones y sentimientos. La próxima vez la pensaré cuatro. Y luego, cinco. Y más tarde llegará un momento en que me negaré siquiera a la posibilidad de sentir.

A veces quisiera morir y terminar con todo esto de una buena vez. Pero aparte de fóbico soy cobarde. Detesto el dolor, y detesto aún más la posibilidad de no lograr el objetivo. Sí, varias veces pensé que sería mejor no vivir, que vivir a medias o "sobrevivir", que es lo que me sucede a mí. Pero entre el posible dolor de salir de este mundo y la constante tortura de estar inmerso en él pero sin participar, he podido decidirme por esta última opción, aún cuando significa sentirme separado, ajeno, solitario.

Si alguno se pregunta cómo es que un rechazo puede provocar esto, contestaré que no es el rechazo. Estas ideas siempre han estado ahí, presentes, escondidas, latentes. Basta que algo ocurra para que salgan a la luz, como queriendo recordarte quién eres, indicando que los hechos confirman todos tus pensamientos. No es "ella" en particular. Pudiera haber sido cualquier otra. El problema nunca fue ella, sino yo.

lunes, 2 de julio de 2007

Todo bajo control

Uno de mis variados problemas es querer tener todo bajo control. Cuando algo se escapa del plan, comienza la ansiedad, de ahí la angustia y desde ese lugar al ataque de pánico hay muy poco espacio.

Pues bien, para alguien que ha vivido en un mundo tan reducido, salir al mundo de verdad y tratar de vencer las fobias implica, necesariamente, encontrarse con situaciones que se salen de control.

En un mundo reducido, formado por las cosas que te acomodan y conoces bien, con gente que conoces bien y que te da confianza, el control de las cosas es algo relativamente sencillo. La ansiedad y la angustia están en tus manos.

El problema surge cuando aparece algo o alguien que deseas con fuerza, y que para alcanzarlo tienes que salir a ese mundo que te aterra. Me está pasando precisamente eso. Algunos días atrás conocí a una chica que me flechó. Hace tiempo que una mujer no me atraía como ella. Yo no sé qué le habrá pasado a ella, pero creo que esta vez no renunciaré a la posibilidad de conocerla mejor, como ya he renunciado otras veces debido a los miedos.

Y no es que sea más valiente que antes, pero tengo una motivación. Y esta motivación es un motor que me permite avanzar a pesar de los miedos. O quizás no avanzar, pero al menos intentar hacerlo.

Quizás para vencer miedos sea necesario contar con una motivación. Evidentemente, es mejor que la motivación venga desde dentro: un deseo por cambiar y mejorar. Pero, ¿para qué cambiar y mejorar si dentro de ese mundo pequeño que habitamos estamos protegidos? Creo que, siempre, la razón para cambiar tiene que ver con algo que viene de afuera.

Saludos.

viernes, 15 de junio de 2007

Un paso adelante, dos atrás?

A veces siento que estoy en una suerte de círculo vicioso. Estoy con la sensación de que avanzo en reversa, que las cosas no salen con la rapidez que espero, o que no salen en absoluto.

Quizás el peor enemigo de un fóbico social sea ese juez implacable que habita en su mente. Es un juez que todo lo critica, al que nada se le escurre. Está todo mal, y si está bien, podría estar mejor, por lo tanto, no es digno de ser destacado.

Me resulta difícil salir de todo esto a mis treinta y tantos. Quizás el hecho de estar solo y de sentirse ídem empeore las cosas. Quizás es otra de las ideas de este juez implacable.

La verdad no tengo nada en mente al momento de escribir estas líneas. Sólo estoy echando afuera todo lo que tengo dentro. No ando bien y obviamente se nota. Al menos yo lo noto. Y en días como hoy siento que doy un paso adelante y dos hacia atrás, viendo cómo mi reloj se ha detenido, presenciando todos los días como el mismo de ayer, atrapado en el tiempo, viviendo una rutina espantosa que sólo te hace desear el día final.

Es extraño ver al resto del mundo, avanzando hacia algo, concretando metas y objetivos, mientras uno sigue donde siempre, con las ideas de siempre, los sueños inalcanzables de siempre. Veo a mi alrededor y advierto cómo la gente se casa, forma familia, trae hijos al mundo. Cambian de niños a jóvenes, de jóvenes a adultos, de hijos a padres. Y yo sigo siendo el mismo, sin nada que ofrecer, sin nada que aportar.

Lamento empezar esta 'nueva etapa' con un mensaje tan depresivo. Quizás sea el efecto de un mail que recibí que no me dejó nada de bien. Un mensaje que me habla de que la gente sigue su camino, persigue objetivos y los alcanza, algo para lo cual yo parezco no estar preparado. Quizás nunca lo esté. Al menos nunca lo estuve.

Definitivamente la fobia social y la depresión no son una buena mezcla.

domingo, 10 de junio de 2007

De vuelta

La primera descripción de este blog decía algo así como "si hice este blog es porque espero algún día dejar de escribir en él".

El propósito era dejar de escribir porque ya habría superado la fobia. Si creyeron que estaba todo atrás, lamento desilusionarles. La fobia sigue ahí, pero he hecho avances. Si no he escrito ha sido de flojo, y porque he estado ocupado saliendo (jaja, ¿ya ven como estoy empezando a reir de mí mismo?).

Pues bien, le tengo mucho cariño a este espacio y quiero retomarlo. Me pondré al día y les contaré qué me ha estado sucediendo. Por ahora, eso de dejar de escribir si mejoro queda cancelado. Creo que este espacio podrá ser útil aún si mejoro. De modo que si no me leen en unos cuantos meses ya saben que no es porque esté saliendo todos los días, si no porque he sido flojo en escribir.

Cambié el diseño de la plantilla. Ahora en vez de un candado ven un gato. Me siento identificado con los gatos. No como Whiskas ni necesito arena para orinar, pero si se han fijado, los gatos no permiten que alguien a quien no 'conocen' se les acerquen. En cambio, arrancan, como si tuvieran miedo. A mí me sucede precisamente eso, arranco de quienes no conozco. Arranco de todo lo que parezca amenazante, aunque en este tiempo he aprendido que lo que amenaza a un fóbico social no es la situación, sino el miedo. Arrancamos de la posibilidad de sentir pánico. Es el pánico lo que nos frena y no las situaciones. Es un miedo a sentir miedo. Un miedo a los síntomas de la crisis de pánico. Quizás por eso este es el peor de los miedos, porque es temor al mismo miedo.

Lo importante es que estoy en el camino de resolver mis miedos. Es un camino muy lento. Pero creo que es mejor lento y seguro. Avanzar velozmente en esta 'carretera' podría terminar en algún 'accidente' con indeseadas consecuencias. Estoy recién saliendo de mi pequeño mundo a un mundo inmenso y desconocido. Estoy tratando de dejar de ser ese gato que ven asomado a su puerta. Intentando dejar de imaginar ese vasto mundo y empezar a vivirlo. ¿Me acompañan?

domingo, 21 de enero de 2007

Por qué me siento peor los fines de semana

He aquí diez razones (la lista podría seguir...)

  1. Los fines de semana me enfrento a la innegable realidad de que estoy SOLO.
  2. Desde que llego el viernes del trabajo, hasta que vuelvo el lunes, la puerta de calle no se abre niuna sola vez.
  3. Porque me doy cuenta de que mi teléfono fijo (para qué hablar del celular) no suena niuna puta vez.
  4. Porque podría matarme un viernes y la gente se enteraría recién el lunes. (No, en realidad el martes o miércoles, cuando mi jefe se preguntara en el trabajo qué cresta pasa que no voy)
  5. Porque días como hoy son cuando la gente vive experiencias que recordarán el resto de sus vidas. Todos mis fines de semana son iguales.
  6. Porque aunque quisiera hacer algo, no tengo con quien.
  7. Porque los fines de semana tengo mucho tiempo para pensar en cuánto apesta mi vida.
  8. Porque en este momento, sábado en la noche, hay amigos reunidos en casa de alguien, celebrando quizás qué, tomándose fotos y diciéndose "amigo, te quiero". Yo jamás viví eso y creo que nunca lo viviré.
  9. Porque de lunes a viernes, y al menos de 9 a 7, mi mente está ocupada en mi trabajo.
  10. Porque las horas pasan más lento en soledad.